sábado, 27 de agosto de 2011

"Verano"


Verano de Coetzee, Literatura Mondadori, 2011, 2ª edición, no me ha emocionado, pero a veces me ha hecho pensar, he señalado algunas citas que comparto o me han parecido interesantes. Supongo que algo debe de tener este libro para haber sido considerado “El mejor libro del año 2010” por algunas publicaciones. Es interesante la técnica de utilizar diferentes puntos de vistas para definir al protagonista, el propio autor, a través de las investigaciones de un estudio de su vida y obra, sin embargo poco original a las alturas a las que estamos. También puede ayudarnos a reflexionar sobre momentos o situaciones de la vida de cada uno: el trabajo, el mundo de la enseñanza, las relaciones de pareja, la familia, la relación y responsabilidad con nuestros padres, otros paisajes…
Lo cierto es que hay lecturas que te agarran y no te sueltan, otras están ahí y depende de tu buena voluntad el acercarte a ellas o dejarlas en el estante del olvido, para mí este libro pertenece al segundo grupo, una experiencia lectora y poco más.
Os dejo algunas citas
“Lo que llamo mi filosofía de la enseñanza es en realidad una filosofía del aprendizaje. Procede de Platón, modificada. Creo que, antes de que se produzca el verdadero aprendizaje, el estudiante debe tener cierto anhelo de la verdad, cierto fuego en su corazón. El auténtico estudiante arde por saber. Reconoce o percibe en el profesor a una persona que se ha acercado más que él o ella a la verdad. Desea hasta tal punto la verdad encarnada en el profesor que está dispuesto a quemar su yo anterior para alcanzarla. Por su parte, el profesor reconoce y alienta el fuego en el estudiante, y reacciona a él ardiendo con una luz más intensa. De este modo, juntos se elevan a una esfera superior, por así decirlo.” (pp. 162-163)
“Según mi experiencia, los alumnos pronto descubren si lo que les estás enseñando te importa. En caso afirmativo, están dispuestos a considerar la posibilidad de que también les importe a ellos. Pero si llega a la conclusión, acertada o no, de que no te importa, no hay nada que hacer, sería mejor que te fueras a casa” (pp. 208-209)
Volvamos a su obra. Desde un punto de vista objetivo, como crítica, ¿qué valoración hace usted de sus libros?No los he leído todos. Después de Desgracia perdí el interés. En general, yo diría que su obra carece de ambición. El control de los elementos es demasiado férreo. En ningún momento se tiene la sensación de un escritor que deforma su medio para decir lo que nunca se ha dicho antes, que, a mi modo de ver, es lo que distingue a la gran literatura. Demasiado frío, demasiado pulcro, diría yo. Demasiado fácil. Demasiado falto de pasión. Eso es todo” (p.234)

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